miércoles, 6 de marzo de 2013

El juego y la permanencia del objeto



El juego es un acto lúdico mediante el cual se busca directamente satisfacer la necesidad de entretenerse y divertirse, pero indirectamente también se consiguen alcanzar ciertos aprendizajes que serán insustituibles para el desarrollo evolutivo. Hoy abordaremos el juego sensorial más primitivo y la relación que éste tiene con el desarrollo mental del infante.

Si pensamos en un bebé de en unos meses jugando, posiblemente nos venga la imagen del famoso juego del cucú, en el que un adulto se tapa el rostro con las manos. El niño observará atentamente lo que sucede, prestando atención a pesar de su corta edad. Durante unos segundos la cara del adulto quedará tapada. Entonces, después de unos momentos de tensión, el adulto apartará las manos al tiempo que dice un "cucú" cargado de emociones. El niño reirá, o incluso se sorprenderá, y es muy probable que le cueste mucho cansarse de este juego.

Pero ¿por qué sucede esto? De acuerdo con Piaget, un psicólogo suizo del siglo XX, este comportamiento se debe a que el niño no ha alcanzado la permanencia del objeto. Este concepto tan pomposo se explica de una forma muy sencilla: el niño no es capaz de asimilar todavía que las cosas no dejan de existir sólo por el hecho de que no las vea.

De este modo, tendría mucho sentido el hecho de que el recién nacido llore cuando se le separe de su figura de apego. Para él el asunto es mucho más grave que una simple ausencia momentánea, y no puede subsanarse fácilmente. Para él, esa separación significa que su madre ha dejado de existir para siempre, por lo que ésto implicaría su muerte.

Por tanto, para este infante, cuando el adulto se oculta detrás de sus manos, ha dejado de existir momentáneamente. No está, a pesar de que ve parte del objeto (es decir, a pesar de que el niño vea los brazos, las manos, el torso de su cuidador) no es capaz de identificarlo como tal. Entonces, cuando el adulto se destapa la cara, el niño vive el primer truco de magia de su vida: ¡el adulto ha vuelto a aparecer! Para él es algo sorprendente, increíble: ¡había desaparecido y aparecido ante sus narices y casi sin moverse!

No hay nada tan importante para el niño como jugar, para que pueda aprender a estructurar su mente y a dotarla de simbolismo, hecho que con toda seguridad necesitará para desencadenar otros aprendizajes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario